El filme dirigido por Federico del Pero, Mariana Rotundo y Belina Zavadisca participará en la sección Panorama. Tres visiones del mismo tema.
“¡Chicos, chicos, chiquitos, soy el payaso Tapalín, qué tal yoooo!” La verdadera carta de presentación del payaso tucumano no podía estar ausente en la película que se estrenará en la sección Panorama del Bafici. El filme, dirigido por Federico del Pero, Mariana Rotundo y Belina Zavadisca surgió de un proyecto iniciado en 2008, y que se transformó en tres historias distintas. Mejor dicho, tres versiones de una misma historia.
La producción, de 80 minutos, rescata a un ícono de la televisión tucumana de los 80, tras cuya máscara se esconde César Gregorio Quiroga.
“Pasaron más de 20 años, y tuvimos la intención de hacer la película, en la que no sólo nos vamos a encontrar con un personaje por demás complejo y difícil de abordar, sino con una realidad que nos enfrenta con nuestros propios recuerdos y nos obliga a ver las cosas con ojos de grandes. Y a aceptar, a regañadientes, que ya hemos crecido”, comentó Rotundo a LA GACETA a la hora de explicar el proyecto.
Los directores tuvieron que lidiar con varias modificaciones durante el transcurso del tiempo, desde la primera idea aparecida en 2008. El montaje se extendió durante más de un año. “Nosotros y la película nos transformamos. Podemos decir que esta realización es completamente diferente de la que imaginamos al principio, y estamos muy contentos por eso”, agrega Rotundo. “La bizarrez es algo que me fascina sinceramente”, contesta riéndose ante una pregunta. Y apunta, inmediatamente: “creo que a través de Tapalín podemos ver mucho acerca de Tucumán y de nosotros, los tucumanos”.
- ¿Por qué eligieron al payaso Tapalín como protagonista del documental?
- En principio fue un recuerdo de infancia que los tres compartíamos, un personaje de nuestra niñez que toda nuestra generación había seguido por televisión. Por otro lado, se trataba de un personaje muy local que hablaba también sobre Tucumán. Después, a medida que fuimos conociéndolo nos fueron atrapando otras cosas sobre él, como el hecho de que en su juventud haya sido un reconocido cantante de boleros, y su fascinación por mostrarse frente a la cámara. Ahí nos dimos cuenta de que el personaje tenía mucho material para desarrollar y decidimos hacer un película sobre él.
- ¿Por qué decidieron estructurar el documental en tres partes, con tres directores distintos?
- Veníamos trabajando este documental hace seis años, y en el transcurso de ese tiempo se fue modificando tanto la estructura de la película como nuestros roles dentro de ella. El proyecto se inició de la mano de Mariana Rotundo como directora y Belina Zavadisca como guionista. Más adelante se sumó Federico Del Pero que, en principio, ocupó el rol de productor. Con esa formación y un guión completamente diferente al de la película tal como es ahora, fuimos elegidos para participar de las clínicas de desarrollo de proyectos del Concurso Raymundo Gleyzer, del Incaa, y salimos ganadores por la región del NOA en 2009. Un año después se sumaron al equipo los productores Jorge Rocca y Graciela Mazza.
- ¿Cómo siguió la historia?
- En principio tomamos la decisión de dirigir la película entre los tres, pero no era fácil ponerse de acuerdo porque cada uno tenía una visión distinta. Un día, en una reunión de producción y después de escucharnos discutir durante un largo rato, Jorge nos dice: ¿y por qué no hacen tres películas en vez de una? Nos pareció una idea genial, ya que por un lado el documental se volvería mucho más personal y por el otro era una forma de mostrar que cada documental es producto de la mirada de quien lo dirige, evidenciar la subjetividad que hay en el documental. Así que decidimos hacer una película sobre Tapalín con tres partes, cada una a cargo de un director diferente.
La producción, de 80 minutos, rescata a un ícono de la televisión tucumana de los 80, tras cuya máscara se esconde César Gregorio Quiroga.
“Pasaron más de 20 años, y tuvimos la intención de hacer la película, en la que no sólo nos vamos a encontrar con un personaje por demás complejo y difícil de abordar, sino con una realidad que nos enfrenta con nuestros propios recuerdos y nos obliga a ver las cosas con ojos de grandes. Y a aceptar, a regañadientes, que ya hemos crecido”, comentó Rotundo a LA GACETA a la hora de explicar el proyecto.
Los directores tuvieron que lidiar con varias modificaciones durante el transcurso del tiempo, desde la primera idea aparecida en 2008. El montaje se extendió durante más de un año. “Nosotros y la película nos transformamos. Podemos decir que esta realización es completamente diferente de la que imaginamos al principio, y estamos muy contentos por eso”, agrega Rotundo. “La bizarrez es algo que me fascina sinceramente”, contesta riéndose ante una pregunta. Y apunta, inmediatamente: “creo que a través de Tapalín podemos ver mucho acerca de Tucumán y de nosotros, los tucumanos”.
- ¿Por qué eligieron al payaso Tapalín como protagonista del documental?
- En principio fue un recuerdo de infancia que los tres compartíamos, un personaje de nuestra niñez que toda nuestra generación había seguido por televisión. Por otro lado, se trataba de un personaje muy local que hablaba también sobre Tucumán. Después, a medida que fuimos conociéndolo nos fueron atrapando otras cosas sobre él, como el hecho de que en su juventud haya sido un reconocido cantante de boleros, y su fascinación por mostrarse frente a la cámara. Ahí nos dimos cuenta de que el personaje tenía mucho material para desarrollar y decidimos hacer un película sobre él.
- ¿Por qué decidieron estructurar el documental en tres partes, con tres directores distintos?
- Veníamos trabajando este documental hace seis años, y en el transcurso de ese tiempo se fue modificando tanto la estructura de la película como nuestros roles dentro de ella. El proyecto se inició de la mano de Mariana Rotundo como directora y Belina Zavadisca como guionista. Más adelante se sumó Federico Del Pero que, en principio, ocupó el rol de productor. Con esa formación y un guión completamente diferente al de la película tal como es ahora, fuimos elegidos para participar de las clínicas de desarrollo de proyectos del Concurso Raymundo Gleyzer, del Incaa, y salimos ganadores por la región del NOA en 2009. Un año después se sumaron al equipo los productores Jorge Rocca y Graciela Mazza.
- ¿Cómo siguió la historia?
- En principio tomamos la decisión de dirigir la película entre los tres, pero no era fácil ponerse de acuerdo porque cada uno tenía una visión distinta. Un día, en una reunión de producción y después de escucharnos discutir durante un largo rato, Jorge nos dice: ¿y por qué no hacen tres películas en vez de una? Nos pareció una idea genial, ya que por un lado el documental se volvería mucho más personal y por el otro era una forma de mostrar que cada documental es producto de la mirada de quien lo dirige, evidenciar la subjetividad que hay en el documental. Así que decidimos hacer una película sobre Tapalín con tres partes, cada una a cargo de un director diferente.
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